28 de marzo de 2013

Desde la Curva (#17): Flashback


Para los que no conozcan el término que da título a esta columna, se podría definir al Flashback como el recurso cinematográfico que evoca un recuerdo, una vivencia vivida anteriormente por el personaje en cuestión y que sirve como hilo conductor del presente narrativo, o simplemente aporta más información. Un ejemplo del uso (o abuso) de esta técnica narrativa fue la aclamada serie Lost (Perdidos). Y es más, incluso dieron uso a una técnica innovadora, hasta donde yo sé, inventada por los guionistas de dicha serie y fue llamada flashforward. Y en este caso se narra el futuro si continúa sucediendo lo que acontece en el presente del que era testigo el espectador.

¿Y a que viene toda esta charla cinematográfica se preguntarán? En estos días he tenido viejas sensaciones, he creído viajar en el tiempo, cuando leo y veo todo lo que acontece alrededor de la UD Las Palmas. Y es que se palpa en la ciudad, en la gente por las calles, esa pasión latente dormida, oculta entre la vergüenza y el  enojo por lo vivido en épocas anteriores, que ha ido despertando. No quiero entrar en el infinito, y quizás estéril, debate de los diferentes tipos de aficionados, el fútbol es pasión, y ya sabemos lo compleja que es ésta. Nadie duda del calado de la UD Las Palmas en la sociedad grancanaria, y en la CCAA en general, pero también es cierto que más allá de los fieles que se autoalimentan de su propia pasión y fidelidad,hay una gran cantidad de aficionados (mayoría casi) que necesitan de un alimento exógeneno. Éste normalmente tiene forma de victorias, de logros y gestas. Ya comentamos en su día que no era nada fácil ser huérfano de la gloria cuando se está rodeado de los adictos a la victoria. Pero en poco tiempo todo esto ha cambiado.

La inmejorable situación de la UD Las Palmas que, recordemos, aún no ha logrado nada definitivo, ha mutado el alicaído ánimo de su masa social. Aficionados que vuelven a enorgullecerse de su equipo, reforzado por la identidad de la mayoría de sus jugadores y, especialmente, aún más teniendo como grandes referentes a varios canteranos. Situación que es apuntalada con lo que finalmente define si un proyecto se prolonga o se desecha a la basura: las victorias. El fiel asistente al recinto de Siete Palmas, gusta del buen fútbol, pero sobretodo reclama entrega y compromiso por la camiseta y el escudo que le representa. Este equipo ha regalado al respetable grandes gestas como las victorias ante Racing de Santander o Almería, que han sido muestras claras del compromiso de esta plantilla con el club. Pero también han otorgado victorias adornadas con un fútbol excelso, casi lírico, pura ambrosía... como la victoria ante el Girona.

Al abonado amarillo ya no le importa esas jornadas en que el equipo sale con una actitud jornalera, casi obrera, en busca de los 3 puntos, relegando la plástica a un segundo plano, porque aún ahí, cuando la poesía parece desterrada, regalan al aficionado esa pepita de oro que entre tanto barro parecía imposible lograr encontrar. Que se lo digan al Castilla con el gol de Nauzet Alemán. En la grada se ha asimilado que hay varios caminos para llegar al objetivo, que no todo son violines, que el trayecto del ascenso también hay mucho de esfuerzo, sudor, suciedad de las que nos tenemos que empapar. 

Se vuelve a vivir en la ciudad, en la isla, una pasión, una efervescencia amarilla que hacía más de una década que no se recordaba, los jugadores han puesto su granito de arena y el club también con la declaración del día del abonado. Ahora que el flashback queda tatuado en mi pupila, no deja de brotar en mi mente el flashforward del futuro que nos espera. 




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